martes, 11 de junio de 2013

Posteos con Alberto Serra.

Bromeaba ayer con un post de Alberto Serra Agras sobre la reecarnación.

Estoy de acuerdo con lo que dice en su escrito.

Todas la personas que hablan de ello suelen presentarse con un aureola de grandeza. Sacerdotes de no se que, faraones egipcios, generales romanos...

Yo he terminado por sospechar que todos estas personas, padecen alguna patología aunque sea leve de su personalidad.

¿Pero cómo demostrarlo?

Aparte de esta manifestación espontanea, hay métodos en psicología que pretenden desenterrar de el olvido de el subconsciente recuerdos o situaciones molestas o dolorosas. Para ello son necesarias dos cosas, primero creer en la existencia del subconsciente cosa que a mi me cuesta creer. O bien admitir que nuestra memoria es capaz esconder recuerdos dolorosos o molestos, aunque los conserva. Es una cuestión de creer, otra vez la fe, que nuestro cerebro es capaz de ignorar cosas que guarda porque nos molestan.

El enunciado, no deja de tener cierto contrasentido. Implica la existencia de un desván, donde arrinconamos los trastos viejos... visto así no parece tener sentido.

Por otra parte, ahora ya sabemos, que la memoria no nos es fiel ni ante los buenos recuerdos. Las experiencias hechas con testigos de accidentes, sometidas al control judicial, han corroborado esta plasticidad del recuerdo. En el fondo nuestra memoria se parece a la de un Pc.

Los datos en ella mantenidos, lo son solo por un tiempo, solo cuando pasamos a disco duro los datos permanecen. La memoria sea física o virtual se limpia para recibir nuevos datos, es decir se sobrescribe. Sucesivas evocaciones, no se hacen sobre la memoria del hecho primario, sino sobre ese primer recuerdo.

Puestas las cosas así, el pretender evocar una memoria antigua supone poder reconstruir el mismo reto que el reconstruir un individuo a partir de los restos fósiles de una parte de sus huesos.

Pero aun hay mas, nacido un ser y fallecido, habría que encontrar un calco metafísico de su memoria, que sería accesible al alma personal en otra posterior reencarnación. En el símil informático, es el caso de un Pc que guadaría en una memoria central todos sus datos sus vivencias, de tal manera que si sustituimos este por otro Pc de igual arquitectura, podría acceder a la información que su antecesor había dejado en la nube o en la red para su uso.

Es evidente que en el estado actual de nuestros conocimientos de pisco-biología no sabemos que y como puede ejercer este servicio de nube, como se llama ahora.

Si es cierto que nuestra filosofía, con el topos uranos, el inconsciente colectivo, pueden invitarnos a pensar en una noosfera. Un mundo de una inteligencia común con sus leyes de interrelación específicas.

De momento es ciencia-ficción. Aunque si disponemos, de un método el científico para buscar la existencia de este continente virtual de memorias y experiencias.

Si un individuo se me acerca y me dice que fue sacerdote de Osiris, o en medio de una regresión himnótica, se dice general de Alejandro Magno por ejemplo, me bastará pedirle que escriba una oración del sacerdote en jeroglífico, o que ma haga un correcto discurso en griego clásico.

En fin, que demuestre conocer algo que la ciencia actual y nuestra identifique sin lugar a dudas con los conocimientos de la época y algo a lo que el sujeto solo pueda tener acceso por la memoria de sus vida pretérita.


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