El peregrino esta sentado en la orilla del camino. Un pequeño corro de arboles, pinos en su mayor parte, en las hierbas solo los iris mas bajo se ven olivos, algún almendro.
Solo hace cuatro jornadas que comenzó la andadura, es el momento para el primer alto. La primera reflexión sobre su meta sobre su esfuerzo.
El peregrino calza ligero, viste sayal, como apoyo y defensa solo lleva un cayado.
Pocas cosas mas hay en su bagaje, el viaje espiritual requiere poco. Ni siquiera mudas, porque el espíritu no puede mudar de intento.
¿Y que le impulsa? El amor. Aquel amor que le transformó un día, al amor a María que se ha hecho universal y sigue entero. Es curioso el amor, cuanto mas se da más se tiene.
Hay otros peregrinos en la vía todos llevan el mismo equipaje. Parsimonioso el gesto; rica la emoción, y rico el sentimiento.
Mañana espera llegar a una abadía un jalón en el camino. En ella hay una cripta, la tradición quiere que entre en el subsuelo. Allí las corrientes del alma y las de la tierra forjaran el primer paso de la alquimia, el primer encuentro con su yo y su cuerpo.
Mañana... mañana dejaré en las carpetas o mandaré por correo un archivo sonoro de inducción al relax y auto encuentro.
Vasdelao
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